Me impongo el deber de escribir por primera vez en este sitio. Ahí va la ocurrencia no sé si excesivamente tópica. Me viene la idea de que, de manera precipitada y saturados de nuestro presente, podemos valorar que los retos educativos pendientes están solo en la estructura legal, y es que en términos prácticos es cierto que la Lomce mantiene sus efectos desastrosos burocratizando el sistema educativo con estándares, competencias, objetivos, criterios de evaluación, a la vez quedesigualando las opciones para los aprendizajes entre quienes habitan los barrios, acuden a los centros, viven en pueblos y se organizan en grupos. Sabemos que también están en lo mas complejo de las inquietas comunidades de prácticas, en las reflexiones necesarias pendientes sobre el saber y los aprendizajes escolares y no escolares, en los frágiles equipos emergentes que ensayan alternativas, en las nuevas relaciones sobre el conocimiento y, mas que nada, en el abrir la posibilidad de producir experiencias y conocimientos colectivos, que permitan comprender y habitar la ciudad, repensar lo cotidiano y resistirse a todas aquellas condiciones que adocenan.
Y es que abrir el periódico, salir a la calle, incorporarse al trabajo, conversar o mirar cualquiera de las pantallas que disponemos nos pone de nuevo en el trance de abrir la mirada y salirse del libro, de la lección, del objetivo, del examen para entender que las posibilidades de aprender están en descubrir las conexiones existentes entre personas, instituciones, lugares, saberes, y contextos. Romper el aislamiento y la desconexión habitual entre estos elementos es un buen inicio para empezar a descubrir una nueva clave que ayude acomprender y transformar las prácticas educativas. A ver si es posible.